03 enero, 2006

Sueños Nibelungos (Poesía)

La Mesa y el Pecado

No voy a conquistar tu cuerpo con mis lágrimas
Y menos envolver de espasmos tu existencia.
Arranco de un tirón el alma
Que se ha dormido entre tus dedos artríticos
Dime madre; antes que la noche te deje ciega:

¿Dónde sepulto el odio?

Tus pies descalzos
Han comenzado a pisar las calaveras de serpientes.
Tus labios partidos, la lengua agusanada
Ha saboreado los troncos del que fue árbol prohibido.
¡No existe placer en el resplandor!
Ese cuerpo que fue templo
Desmiente la inocencia.
Tu voz moribunda desafía lo eterno

***

¡Mujer!
La muerte es un fragmento ineludible en las líneas de tus manos.
La soledad de la mesa sin mantel juega contigo a los bastonazos.
La casa vieja se esconde en la tarima donde guardabas la carne seca.
Las botellas de leche llevan dentro las cenizas de tus hijos
Y tu sepultura está detrás del fogón donde los gatos dormían buscando el calor.

©Edgar Vásquez –Perú-

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Ausencia

Madre: perduro en la misma noche que me desterraste,
Sigo pellizcando mi brazo para comprobar que no es un mal sueño;
En cada crepúsculo deserto de las tinieblas,
Y siempre concluyo suspendida en el punto que me abandonaste...

Madre: la oscuridad sombría me ha vuelto a enrostrar el pan que llevo a la boca,
Esta noche tuve hambre de tu pecho que me rechaza,
Y en tu ausencia, dormí de nuevo abrazada a una helada centella
Deliré saciada en las caricias de mi amante...

Sigo en el socavón profundo donde me escondí de ti,
Entumecida en el espacio de tu partida;
Mis huesos son lamento
El golpe gangrena
Halando al ser real y a tu condena...
Sólo doy vueltas en ilusorio camino,
Bordeando el abismo del tiempo y tú destierro...
¡Mujer que pares y olvidas...!

©Zoila Capristan –Perú-

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De Garúa [Péndulo de pájaro]

III

Y yo que soy tan invierno y tan fría.
Tan llena de nostalgia de caídas.
Es inevitable recordarte en denzura de nostalgia.
Trilce agua que desemboca en rendijas de carne.
Y yo
Que te sé tan distante y tan garúa.
Tan palabra con pétalos que siento
En noches ventanas de reloj
Aglutinado en la ropa que me estremece y no descansa.
En llamas de invierno tardío que se alarga
En primavera cuando los árboles guardan la noche
Trinares de sirena
El mar es una estación acabada siniestra
Es la consumación de lo esplendoroso
Cuando las flores se desvanecen se penetran.
Y yo que soy
Tan invierno en primavera y tan fría
Con el sol. Tan llena de números
En los brazos y en los muslos.
De una desnudez fría de cielo,
De caídas de rodillas en lluvia.
Imperceptible memoria de levantarme en tu mirada
Como estatua de fiebre nocturna y memorias
De sueño imperceptible.
Hay en el cielo invierno de pájaros con sol en huellas de fuego.
Hay en el cielo un error distancia de nuestros nombres.
Y yo, que soy tan infierno con el frío.
Que soy tan garúa y tan lejos de ti.
De tu nombre.

©Leticia Cortés –México-

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Quieres curar esta miopía con letras oscuras

Sobre la palidez de mi piel ellas resaltan
Y en el carmín de mis labios se derraman
Me quedo con el ocaso y con el alba
Cuando la luna y el sol se vuelven sangre

Bastan entonces las manos desnudas
Y una incisión al corazón para que emerja la poesía
Se es libre cuando no duele sonreír en soledad,
Cuando te gritan loco y te sientes satisfecho

Por eso me guardé una gaviota en el bolsillo
Y tengo un romance prohibido con el fracaso
Es incitante empezar cada día de cero
Cruel, apasionado e inspirador amante
A todas horas me provoca con una página blanca.


©Angélica Quintana –México-

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Improvización No 2

En ese momento sonreíste
y floreciendo como el capullo
cuando florece
venías a mí
ramas golpeaban tu vientre
recuerdos de brisa fugaz irrumpían tus sueños
ese sable de diamante
rotaba en silencio
y circunscribía tu baile ligero.

Noble, poética y a la vez ruin
cuelga esas risueñas margaritas de tus seno
sal calor de las hojas del cielo
compra la doble careta del viento
y a ese grillo que mata vocablos…
amante y rocío
rocío amante.

Es la misma pasión, nuestro Arte Rupestre
que guía a nuestra expedición
liberando amaneceres en celo
plasmando barcos a la deriva
muere en el fin voraz e inaudito.

Esas rutas, de esas rutas sales, corres, a veces te detienes
comes la corteza de un junco de enero
partes tu rocío de piel en pielen el agua
crisantemos oscuros recorren tu carabóveda,
yermo abstracto,
páramo alado de piedras...

Paulo González –Perú–

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Al rojo vivo


Yo era un desempleado
Que le gustaba planear a contrapelo
En las afueras del triste aparador de las calles
(Un mendigo era un mago que reencarnaba a Nina Simone en un sax)
Cuando de pronto miré tus pechos incendiados
Que se anudaban en círculos concéntricos
(Lo diré de otro modo)
Al rojo vivo como trébol sin su as.
Cada viernes me afiliaba al gremio de tu cuerpo
Hasta que la cuota de tu amor se traspapelo
En la correspondencia de tu boca.

©Hugo Plascencia –México-

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Negro

En mis manos para otra versión.
Para embarrar pestañas, engrosarlas, profundizar
El negro que extravía a la mirada, una línea
En los párpados:
que contraste el solo de Miró contra los ojos,
Ese trazo simple que atraviesa el infinito.
Rojo
En los labios, que la sonrisa esboce entre lo amargo
Un semblante dulcísimo y fiero.
Las llaves en la mano, tacones
Una gota de todo para ser mirada, para oír
Sílabas plurales.
Espejo
Que apruebe mi dualismo antes de abrir
A la imponderable realidad:
Vita nova
Tanto sol
Atornillando los huesos a un horizonte cualquiera.

©Aída Monteón –México-

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Oda a una mujer que duerme dormida

Mujer, dormida luciérnaga
El valle despertó en tus piernas de tierra negra
Levantó insomnios hacia el cielo
Y como en cárcel de vagabundos
Te colmaste de ojos míos
Como los aretes de una dama sin orejas

-Tenías frío-

La levedad del sueño te abrumó despierta
Cuando cogida de mí brazo izquierdo
Amabas la cercanía de la montaña
La distancia que nos separa de los únicos muertos

Reías
Cansada de mis puños
que no escriben cerrados absolutos ni cansancios
Te dejabas caer lenta
Copo de nieve en primavera
Abriendo tus brazos perdidos extraviados
Donde los pájaros -atormentados por la libertad-
Iban mansos al vuelo cobijados por eclipses de sol y luna

Y en noches muertas como antaño
Gemías al ver cometas precipitándose en tú vientre
Tomada no tomada nunca de mi otra mano
Con la que escribo necedades e historias falsas:
Sueño que nos despoja de nosotros mismos

Mujer insomnio
Tus parpados me cierran la esperanza
Abominan
Y yo, harto del cigarro y la leche materna
Me esfuerzo por talar árboles y pestañas
Intentando dejar libre paso al sollozo
Que traiciona las imágenes del campo donde duermes dormida….

Mujer, tú sueño de feto nada sabe de las pesadillas…

©Fernando Labastida –México-
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Revancha contra la soledad

Únicamente sin ti, me deja solo.
Otra vez las sandalias en el rellano y esa música…
Vuelven a romperse mis poemas.
Mi cuarto no es más de lo que muestra la luz
Cuando está apagado el foco.

Entonces la música aprovecha para empujarme contra la pared.
¡Y yo digo que transpira el yeso!
A tirones me aparto el muro de la frente.
Pienso en el calendario,
Donde colgué los últimos días felices.

Ahora yace ahorcado un recuerdo
Que se balancea en los límites de mi conciencia.
Me arranco las uñas para olvidar,
Mi boca cabizbaja imita el rostro de mi madre y Dyango canta:
” ¡Ámame! “”¡Llámame otra vez!“
(…)
¡No quiero ser un hombre que funcione de olvidos!
Conservo buena la figura,
La húmeda bajo lengua
Y llevo esos calzoncillos…

Pero Dyango insiste en lo perpetuo
Y comienzo a comprenderlo todo,
Se deshace la aureola de la mujer que amo.
Ojalá fuera un dibujo esta soledad, o una canción…
Quiero estar descalzo sobre las baldosas.

Subiré el volumen para no escuchar la tristeza.
Voy a tomarme la revancha contra la soledad.
(Me gustaría saber que fui yo quien la hizo tan puta como poeta)

©Germán Banega –Argentina-

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Tu imagen …

Y así las luces desvanecen,
En ésta noche,
Sol sangrante de esperas
Que tras ventanal
Sumerge como tratando hallarte:
El atardecer ha llegado.

El viento levanta sutilmente
Un puñado de polvo
Y creo ver tu figura
Que en mí retina guardada ha quedado
Eróticamente plasmada
En infinito de las distancias
Otra vida, otro sol, otra muerte,
Luna plateada guiñando el ojo.
¡Tenme aquí!…
Quisiera salir a caminar, salir de acá…
De la oscura ciudad,
Sólo el deseo conmovedor de…
Tenerte,
Deshojar mis margaritas en tu torso
Y que los miedos se sumerjan
En tu mar sereno y calmo….
Jugar una vez mas….
Una vez mas….

Mas….

©Myriam Castillo –Argentina-

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No importa


Ya no pregunto si la brisa traerá sus milagros
Descalzos y en harapos, o vestidos de aconteceres luminosos
Haciendo saltos mortales y muecas lujuriosas
Cortes de manga para dejarnos navegar en el misterio
No importa...

Si en el cuenco de tus ojos florecen extrañezas
Si en el hueco de tu mano anida algún pájaro invisible de alas cortadas
Si en mi noche de fantasmas te busco a ciegas
Si la almohada en mi costado no es el molde de tu cabeza
No importa
Pues aún tenemos al sueño
Vibrato que trae la tierra
Sonido de cuerdas y vientos visitando tu oído
Tambor ancestral golpeando la puerta de mis tendones
Formando arabescos en la imaginería de las noches
Mi cabeza en tus muslos, tu mano en mi sexo,
mi caricia en tus colinas, tu pelo en mis axilas,
mis dedos en tu cuello, tu beso en mi todo, mis labios arropándote

Recuéstate en mi hombro
Alejemos la ignorancia de los relojes, la avaricia de los kilómetros
¡Mueca puerca del imposible...!

Y si podemos quitarle los zapatos al ciempiés de los miedos
Titiritero infame, dictador y asesino de corajes
Si mi brazo estira hasta tus ojos y te seca una lágrima
Si tu abrazo se enreda en mi pupila distanciada
Tal vez dejemos de ser uno y uno
Para ser nosotros
En el único espacio, donde el puente invisible nos funde...

©Carlos Vico-Uruguay-
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